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Cлово "MITIA"


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1. Dostoevsky. Los hermanos Karamazov (Spanish. Братья Карамазовы). Tercera parte. Libro VIII. Mitia. Capítulo V. Una resolución repentina
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2. Dostoevsky. Los hermanos Karamazov (Spanish. Братья Карамазовы). Cuarta parte. Libro XII. Un error judicial. Capitulo IV. La suerte sonríe a Mitia
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3. Dostoevsky. Los hermanos Karamazov (Spanish. Братья Карамазовы). Tercera parte. Libro VIII. Mitia. Capítulo II. Liagavi
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4. Dostoevsky. Los hermanos Karamazov (Spanish. Братья Карамазовы). Tercera parte. Libro IX. La instrucción preparatoria. Capitulo VII. El gran secreto de Mitia
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5. Dostoevsky. Los hermanos Karamazov (Spanish. Братья Карамазовы). Tercera parte. Libro VIII. Mitia. Capitulo VIII. Delirio
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6. Dostoevsky. Los hermanos Karamazov (Spanish. Братья Карамазовы). Tercera parte. Libro VIII. Mitia. Capitulo III. Las minas de oro
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7. Dostoevsky. Los hermanos Karamazov (Spanish. Братья Карамазовы). Tercera parte. Libro VIII. Mitia. Capitulo IV. Tinieblas
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8. Dostoevsky. Los hermanos Karamazov (Spanish. Братья Карамазовы). Tercera parte. Libro IX. La instrucción preparatoria. Capitulo VI. El procurador confunde a Mitia
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9. Dostoevsky. Los hermanos Karamazov (Spanish. Братья Карамазовы). Tercera parte. Libro VIII. Mitia. Capitulo VII. El de antaño
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10. Dostoevsky. Los hermanos Karamazov (Spanish. Братья Карамазовы). Tercera parte. Libro VIII. Mitia. Capitulo primero. Kuzma Samsonov
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11. Dostoevsky. Los hermanos Karamazov (Spanish. Братья Карамазовы). Tercera parte. Libro IX. La instrucción preparatoria. Capítulo IX. Se llevan a Mitia
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12. Dostoevsky. Los hermanos Karamazov (Spanish. Братья Карамазовы). Tercera parte. Libro VIII. Mitia. Capitulo VI. Aquí estoy yo!
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1. Dostoevsky. Los hermanos Karamazov (Spanish. Братья Карамазовы). Tercera parte. Libro VIII. Mitia. Capítulo V. Una resolución repentina
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Часть текста: comprendiera todo, para que adivinara incluso el menor detalle. La pobre Fenia era incapaz de darse cuenta de nada. Se había sentado en un cajón y alli permanecía temblorosa, con los brazos tendidos como para defenderse, sin hacer el menor movimiento. Con las pupilas dilatadas por el espanto, miraba a Mitia y a sus manos manchadas de sangre. Por el camino debía de habérselas llevado a la cara para limpiarse el sudor, pues tenía manchas de sangre en la frente y en el carrillo derecho. Fenia estaba a punto de sufrir un ataque de nervios. La vieja cocinera parecía que iba a perder el conocimiento. Tenía los ojos desorbitados como una loca. Dmitri se sentó maquinalmente al lado de Fenia. Estaba sumido en una especie de estupor. Sus pensamientos erraban. Pero todo estaba claro para él. La misma Gruchegnka le había hablado de aquel oficial y de la carta suya que había recibido un mes atrás. Así, desde hacía un mes, la intriga amorosa se había urdido sin que él se diera cuenta. El oficial había llegado antes de que él le hubiera vuelto a dedicar un solo pensamiento. Cómo se explicaba esto? La pregunta surgió ante él como un monstruo y lo dejó helado de espanto. De pronto, olvidándose de que acababa de maltratar y horrorizar a Fenia, empezó a hablarle con gran amabilidad, a interrogarla con una precisión impropia del estado de turbación en que se hallaba. Aunque miraba con estupor las manos ensangrentadas del capitán, Fenia respondió a sus preguntas sin vacilar. Poco a poco, fue sintiendo cierta satisfacción al darle toda clase de detalles, y no para aumentar su pena, sino porque sentía un ...
2. Dostoevsky. Los hermanos Karamazov (Spanish. Братья Карамазовы). Cuarta parte. Libro XII. Un error judicial. Capitulo IV. La suerte sonríe a Mitia
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Часть текста: la pasión de Mitia por Gruchegnka y su rivalidad con su padre le habían llevado a una tension de ánimo intolerable. Admitió que aquellos tres mil rublos habían acabado por constituir una obsesión para Dmitri, que no podía hablar de ellos sin enfurecerse, por considerar que su padre se los había apropiado fraudulentamente, ya que pertenecían a su herencia materna; pero rechazó indignado la hipótesis de que Dmitri hubiera podido cometer un parricidio para robar. Respecto a aquella rivalidad que había reconocido, respondió al fiscal con vaguedades, a incluso se negó a responder a algunas preguntas. -Le dijo su hermano que tenía el propósito de matar a su padre? -inquirió el fiscal. Y añadió-: Puede usted dejar de contestar a esta pregunta si lo cree conveniente. -Directamente, nunca me lo dijo. -Entonces, se lo dijo indirectamente? -Me habló una vez de su odio por nuestro padre, y de que temía llegar a matarlo en un momento de desesperación. -Y usted lo creyó? -No me atrevo a afirmarlo. Siempre creí que un alto sentimiento lo salvaría en el momento decisivo. Y así ocurrió, ya que no fue él quien mató a mi padre. Aliocha dijo esto con seguridad y energía. El fiscal se estremeció como un...
3. Dostoevsky. Los hermanos Karamazov (Spanish. Братья Карамазовы). Tercera parte. Libro VIII. Mitia. Capítulo II. Liagavi
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Часть текста: de prosperidad eran veinte copecs. Tenía un viejo reloj de plata que no funcionaba desde hacía mucho tiempo. Un relojero judío que tenía una tienda en el mercado le dio siete rublos. "No lo esperaba!", exclamó Mitia, encantado (continuaba su euforia). Se fue en seguida a su casa, y allí completó la suma pidiendo prestados tres rublos a sus patrones, que se los dieron de buen grado aunque se quedaron sin nada, tan sincero era el afecto que sentían por su huésped. En su exaltación, Mitia les dijo que su suerte iba a decidirse y les explicó -en cuatro palabras, claro es- casi todo el plan que acababa de exponer a Samsonov, el consejo que éste le había dado, sus futuras esperanzas, etcétera. Sus patrones ya habían recibido de él muchas confidencias; lo consideraban como de la familia y como un noble nada orgulloso. Mitia envió por caballos de posta para trasladarse a la estación de Volovia. De este modo se pudo comprobar, y se recordó más tarde, que veinticuatro horas antes de que se produjera cierto acontecimiento, Mitia no tenía dinero y que, para procurárselo, había tenido que vender su reloj y pedir prestados tres rublos a sus patrones, todo ello ante testigos. Pronto se comprenderá por qué anoto estos hechos. Mientras el coche le conducía a Volovia, Mitia...
4. Dostoevsky. Los hermanos Karamazov (Spanish. Братья Карамазовы). Tercera parte. Libro IX. La instrucción preparatoria. Capitulo VII. El gran secreto de Mitia
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Часть текста: podía ser suyo -dijo Nicolás Parthenovitch-, cuando a las cinco de la tarde, según usted mismo ha declarado...? -Al diablo esas cinco de la tarde, al diablo mi propia declaración! Todo eso poco importa... El dinero era mío... Bueno, no lo era, porque lo robé... Siempre llevaba encima mil quinientos rublos. -De dónde los había cogido? -Los llevaba en el pecho señores, en una bolsita pendiente de mi cuello. Desde hacía bastante tiempo, lo menos un mes, los llevaba conmigo como un testimonio de mi infamia. -Pero de quién era ese dinero que usted se apropió? -Usted quiere decir "robó". Dígalo francamente. Sí, no cabe duda de que es como si lo hubiera robado. Pero si usted prefiere la otra expresión, le diré que, en efecto, me los había "apropiado". Ayer por la tarde los robé definitivamente. -Ayer por la tarde? Pero si acaba usted de decir que hacía un mes que... que se los había procurado... -Sí. Pero tranquilícense: no se los robé a mi padre, sino a ella. No me interrumpan: déjenme contarlo todo. Es una vergüenza. Verán ustedes. Hace un mes, Catalina Ivanovna Verkhovtsev, mi ex prometida, me llamó... Ya la conocen ustedes. -Qué dice usted? -Estoy seguro de que la conocen. Un alma noble a carta cabal. Pero me odia desde hace mucho tiempo, y no sin razón. -Ha dicho usted Catalina Ivanovna? -preguntó el juez, estupefacto. El procurador daba muestras también de profunda sorpresa. -No pronuncien su nombre en vano. He cometido una vileza al mencionar a esa mujer... Sí, hace ya tiempo que me di cuenta de que me odiaba; lo advertí la primera vez que Catalina vino a mi casa... Pero no diré nada más sobre esto: ustedes no merecen...
5. Dostoevsky. Los hermanos Karamazov (Spanish. Братья Карамазовы). Tercera parte. Libro VIII. Mitia. Capitulo VIII. Delirio
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Часть текста: vecina a cada momento. -Ve a divertirte. Diles que bailen y que se diviertan ellas también. Como la otra vez. Estaba excitadísima. En la habitación de al lado se oía el coro. La pieza donde estaban era exigua, y una cortina de indiana la dividía en dos. Tras la cortina había una cama con un edredón y una montaña de almohadas. Todas las habitaciones importantes de la casa tenían un lecho. Gruchegnka se instaló junto a la puerta. Desde allí estuvo viendo bailar y cantar al coro en la primera fiesta. Ahora estaban allí las mismas muchachas; los judíos habían llegado con sus violines y sus citaras, y también el carricoche de las provisiones. Mitia iba y venía entre la concurrencia. Llegaban hombres y mujeres que se habían despertado y esperaban ser obsequiados espléndidamente como la vez anterior. Mitia invitaba a beber a todos los que iban llegando y saludaba y abrazaba a los conocidos. Las muchachas preferían champán; los mozos, ron o coñac, y sobre todo ponche. Dmitri dispuso que se hiciera chocolate para las mujeres y que se mantuvieran hirviendo toda la noche samovares para dar a los hombres tanto té y tanto ponche como quisieran. En suma, que fue un jolgorio extravagante. Mitia estaba en su elemento y se animaba cada vez más a medida que aumentaba el desorden. Si alguno de los clientes le hubiese pedido dinero, él habría sacado el fajo y repartido billetes a derecha a izquierda. A esto se debía indudablemente que Trifón Borisytch, que no se había acostado, no se separase de él. El fondista...
6. Dostoevsky. Los hermanos Karamazov (Spanish. Братья Карамазовы). Tercera parte. Libro VIII. Mitia. Capitulo III. Las minas de oro
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Часть текста: se dijo: "Si está en casa de Samsonov, no irá a reunirse con Fiodor Pavlovitch." Pero añadió en seguida: "A menos que me haya mentido. " Mitia la creía sincera, pero, cuando estaba lejos de ella, los celos le llevaban a imaginarse que le hacia toda clase de "traiciones". Cuando volvía a su lado estaba trastornado, convencido de su desgracia; pero apenas veía el bello rostro de su amada, se operaba en él un profundo cambio, olvidaba sus sospechas y se avergonzaba de sus celos. Volvió presuroso a su alojamiento. Tenía tantas cosas que hacer...! Se sentía más animado. "He de enterarme por Smerdiakov de lo que ocurrió ayer por la noche. Iría Gruchegnka a casa de mi padre? Esto sería horrible." Así, aún no había llegado a su casa y ya apuntaban los celos en su inquieto corazón. Los celos!... "Otelo no era celoso; era un hombre confiado", ha dicho Pushkin Esta observación atestigua la profundidad de nuestro gran poeta. Otelo cree enloquecer cuando ve fracasado su ideal. Pero no acecha escondido, no escucha tras las puertas. Es un hombre confiado. Ha sido necesario que le abran los ojos, que le hablen de la traición con insistencia para que él crea en ella. El verdadero celoso no es así. Es increíble la degradación en que se puede hundir un celoso sin que se lo reproche su...
7. Dostoevsky. Los hermanos Karamazov (Spanish. Братья Карамазовы). Tercera parte. Libro VIII. Mitia. Capitulo IV. Tinieblas
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Часть текста: al de mi padre. Toda esta intriga salta a la vista. Las ideas entrechocaban en su mente. No pasó por el patio de María Kondratievna. -No conviene sembrar la alarma. Esa mujer debe de ser cómplice, lo mismo que Smerdiakov. Todos están comprados! Había tomado una resolución y no se volvería atrás. Dio un gran rodeo, pasó por el puentecillo y desembocó en una callejuela de la parte posterior. La calleja, deshabitada y desierta, estaba limitada por un lado por la cerca de un campo de cereales, y por el otro, por la empalizada que rodeaba el jardín de Fiodor Pavlovitch. Para escalar esta empalizada, Mitia escogió el mismo sitio que había utilizado muchos años atrás, según se contaba, Elisabeth Smerdiachtchaia. -Si ella pudo saltar por aquí -se dijo Mitia-, por qué no he de poder yo? De un salto, consiguió aferrarse a lo alto de la empalizada. Trepó y pronto se vio sentado a horcajadas sobre las maderas. Cerca estaban las estufas, pero Mitia sólo observaba las ventanas iluminadas de la casa. -Hay luz en el dormitorio del viejo. Gruchegnka está alli. Y saltó al jardín. Sabía que Grigori y Smerdiakov estaban enfermos, que nadie podía oírlo. Sin embargo, con instintivo impulso permaneció inmóvil y aguzó el oído. Un silencio de muerte le rodeaba. La calma era absoluta; no se movía ni una hoja... "Sólo se oye el silencio..." Este verso acudió a su memoria. Luego se dijo: -Con tal que no me haya oído nadie... Creo que, en efecto, nadie me ha oído. Se deslizó por el césped con paso felino, aguzando el oído, sorteando los árboles y la maleza. Se acordó de que había debajo de las ventanas densos macizos ...
8. Dostoevsky. Los hermanos Karamazov (Spanish. Братья Карамазовы). Tercera parte. Libro IX. La instrucción preparatoria. Capitulo VI. El procurador confunde a Mitia
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Часть текста: seguido varios patanes. "Sin duda, para prestar ayuda -pensó-. O tal vez para algo más. " -He de quitarme también la camisa? -preguntó Mitia, de pronto. Pero Nicolás Parthenovitch no le contestó. Tanto él como el procurador estaban enfrascados y vivamente interesados en el examen de la levita, de los pantalones, del chaleco y del gorro. "Qué desfachatez! No observan ni siquiera la corrección reglamentaria. " -Les vuelvo a preguntar si he de quitarme la camisa -dijo Mitia, irritado. -No se inquiete por eso: ya le diremos si se la tiene que quitar -repuso Nicolás Parthenovitch en un tono que pareció autoritario a Dmitri. El procurador y el juez hablaban a media voz. La levita presentaba, sobre todo el faldón izquierdo, grandes manchas de sangre coagulada, y lo mismo el pantalón. Además, Nicolás Parthenovitch examinó, en presencia de los testigos de la placa metálica, el cuello, las vueltas, las costuras, para cerciorarse de que no había en ellos dinero escondido. Esto hizo comprender a Mitia que se le consideraba capaz de todo. "Me tratan como a un ladrón, no como a un oficial", gruñó para sí. Cambiaban impresiones en su presencia con toda franqueza. El escribano, que estaba también detrás de la corona, llamó la atención a Nicolás Parthenovitch sobre el gorro, que se examinó igualmente. -Acuérdese del escribiente Gridenka. En el verano fue a recoger los sueldos de todos los empleados de la cancillería, y, al regresar, dijo que se había embriagado y había perdido el dinero....
9. Dostoevsky. Los hermanos Karamazov (Spanish. Братья Карамазовы). Tercera parte. Libro VIII. Mitia. Capitulo VII. El de antaño
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Часть текста: voz muy alta, pero tartamudeando a cada palabra-, yo... Bueno, no pasará nada; no tengan miedo. Se volvió hacia Gruchegnka, que se había inclinado sobre Kalganov, aferrándose a su brazo, y repitió: -Nada, no pasará nada... Voy de viaje... Me marcharé mañana, apenas se levante el día... Señores, me permiten ustedes que permanezca en esta habitación, haciéndoles compañía; sólo hasta mañana por la mañana? Dirigió estas últimas palabras al personaje sentado en el canapé. Éste retiró lentamente la pipa de su boca y dijo con grave expresión: -Panie , esto es una reunión particular. Hay otras habitaciones. -Pero si es Dmitri Fiodorovitch! -exclamó Kalganov-. Bien venido! Siéntese! -Buenas noches, mi querido amigo! -dijo Mitia al punto, rebosante de alegría y tendiéndole la mano por encima de la mesa-. Siempre he sentido por usted la más profunda estimación! Kalganov profirió un...
10. Dostoevsky. Los hermanos Karamazov (Spanish. Братья Карамазовы). Tercera parte. Libro VIII. Mitia. Capitulo primero. Kuzma Samsonov
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Часть текста: Dmitri Fiodorovitch, al que Gruchegnka había enviado su último adiós cuando partió para una nueva vida, con el deseo de que se acordara siempre de una hora de amor, estaba en aquellos momentos luchando con graves dificultades. Como él mismo dijo más tarde, pasó dos días bajo la amenaza de una congestión cerebral. Aliocha no había conseguido verle el día anterior, y Dmitri no había acudido a la cita que tenía con Iván en la taberna. Cumpliendo sus instrucciones, los dueños del piso donde se hospedaba guardaron silencio. Durante los dos días que precedieron a la catástrofe, su estado fue francamente crítico. Según sus propias palabras, "luchó con su destino por su salvación". Incluso estuvo ausente de la ciudad varias horas para resolver un asunto inaplazable, a pesar de su temor a dejar a Gruchegnka sin vigilancia. Las investigaciones posteriores determinaron con...

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